domingo, 10 de febrero de 2019


El cielo ha enlutado,
Se acerca la tormenta,
me cautiva sentirla cerca.

Las botas de agua verde,
un impermeable amarillo,
y las llaves del coche.

Nada más preciso,
la casa permanece abierta,
hasta que se llene de aire limpio.

Encaro carretera abajo,
dejando atrás, jardines y rutas.

Giro por Pica d’estats y enfilo calle Montjuic,
mí coche dormita en un rincón,
hasta mi retorno.

Me adentro en el oscuro boscaje,
por el senda que encamina al pueblo.

Veo manifestarse los rayos encendidos y decididos,
el trueno ronca sobre mí cabeza.

Los árboles me aceptan batiéndose con furia,
siento el cuchicheo de la lluvia,
filtrándose entre las ramas.

El agua sobreviene impetuosa,
el gemido del bosque la rodea,
me arropo sobre una piedra, sola, en la oscuridad.

Empiezo a serenarme,
la naturaleza acoge mi gemido.
La mente reposa, el pensamiento frena.

Siento la ropa mojada, las manos heladas,
reposo en mi refugio, aquí, en medio del bosque.

Tengo la tristeza incrustada en los ojos,
preciso paz,  serenidad.

Poco a poco me alzo de la fría piedra,
el viento sigue gimiendo,
me abrazo fuerte al árbol, él me entiende.

Me transmite paz, vida, serenidad.
Rodeo con mis brazos,
esta esencia tan viva.
El agua  moja mi rostro, anega mis ojos,
nada preciso ver.
La naturaleza me habla, anega mi incertidumbre,
el viento escupe mis ansiedades.

La penumbra del bosque,
el silencio, ceñido de tempestad,
abrazada al viejo árbol,
lloro por mi pueblo,
me duelo por los que han perdido la libertad.

Lloro por la injusticia,
la crueldad, la venganza.
Mis lágrimas son la propia lluvia.

Poco a poco, el boscaje me colma de vida,
poco a poco, reconquisto la fe, la esperanza.

Sigo  cortejada en el destierro.
el silencio, escandaloso, llena de energía.

Sigo llorando, sigo rezando,
este bosque me musita,
él también me enlaza,
sitiada por el viento,
lloro de nuevo.

Han encarcelado mis ideales.
No les conozco, no somos amigos,
son mi tribu.

Los han prendido,
hombres de bien, mujeres de paz.

El follaje me habla, sereno,
puedo volver a casa, todo irá bien.

Poco a poco, sin prisa, salgo del bosque,
el agua conspira con el viento.
Retorno al camino tropezando entre las piedras.

Subo a mi coche que espera paciente.

Ya puedo volver a casa,
Me he inundado de esperanza, valor, energía.

Ya puedo retornar a casa,
Todo irá bien.



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