viernes, 3 de agosto de 2018


TÍA  ROSA

Con la mirada fija y perdida,
a través de mi ventana,
mi alma retrocede.

A mi niñez maravillosa,
a esos amigos que encontré,
lejos de mi cuna.

A tantos días de sol y risa
que se pegaron en mi piel.


Ahora,
que nuestras estrellas más brillantes han partido,
nos hemos encontrado solas y unidas
nadando en una copa de vino.

Y, aunque mi sangre no es tu sangre,
ya no importa,
nuestros lazos son más fuertes,
porque las dos hemos perdido
algo bueno en esta vida.

Mi cariño es sincero,
sin lazos, sin sangre, sin hilos
porque yo, si cuento contigo.

Mi deseo más profundo,
ahora, en estos momentos,
que un soplo de levante,
acorte nuestra distancia.

Cuando la noche caiga
negra y serena,
fija tu mirada en el horizonte,
yo estaré allí en medio de las olas,
para darte mi mano, mi corazón y mi alegría.
Te quiero.
Tete                                                                                              Septiembre 2003

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