TÍA
ROSA
Con
la mirada fija y perdida,
a
través de mi ventana,
mi
alma retrocede.
A
mi niñez maravillosa,
a
esos amigos que encontré,
lejos
de mi cuna.
A
tantos días de sol y risa
que
se pegaron en mi piel.
Ahora,
que
nuestras estrellas más brillantes han partido,
nos
hemos encontrado solas y unidas
nadando
en una copa de vino.
Y,
aunque mi sangre no es tu sangre,
ya
no importa,
nuestros
lazos son más fuertes,
porque
las dos hemos perdido
algo
bueno en esta vida.
Mi
cariño es sincero,
sin
lazos, sin sangre, sin hilos
porque
yo, si cuento contigo.
Mi
deseo más profundo,
ahora,
en estos momentos,
que
un soplo de levante,
acorte
nuestra distancia.
Cuando
la noche caiga
negra
y serena,
fija
tu mirada en el horizonte,
yo
estaré allí en medio de las olas,
para
darte mi mano, mi corazón y mi alegría.
Te
quiero.
Tete
Septiembre 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario